Hable con ella, de Almodóvar, es una película de referencia taurina que no fue atacada por el animalismo con la misma atrocidad que sí usan con la Blancanieves de Berger. Hoy quisiera recordar esta historia con un aparte estremecedor, donde del gran Caetano Veloso sale interpretando un clásico de la canción mexicana. La expresividad es toda. Tenemos una letra con ciertos aires infantiles pero que nos destruye a todos: tan solo le faltaba la delgada voz de Caetano para reforzar su impresión de fragilidad y perfección. La torera que queda en estado de coma tras salir mal de una portagayola, y a la que su amado visita en el hospital, y donde "conoce" otra mujer, también postrada, y la capacidad para que dos mujeres quietas en una cama, revuelvan dos mundos y muchas vidas: esa es la trama argumental, quizá con el mismo suspensum de Amenabar y 'Mar adentro' al involucrar un drama que se desprende de la invalidez física de una o varias personas. Todo tan genérico, pero sin embargo, donde la poesía puede hallarse sin discusión:
Dicen que por las noches
no más se le iba en puro llorar;
dicen que no comía,
no más se le iba en puro tomar.
Juran que el mismo cielo
se estremecía al oír su llanto,
cómo sufrió por ella,
que hasta en su muerte la fue llamando:
Ay, ay, ay, ay, ay cantaba,
ay, ay, ay, ay, ay gemía,
Ay, ay, ay, ay, ay cantaba,
de pasión mortal moría.
Que una paloma triste
muy de mañana le va a cantar
a la casita sola
con sus puertitas de par en par;
juran que esa paloma
no es otra cosa más que su alma,
que todavía espera
a que regrese la desdichada.
Cucurrucucú paloma, cucurrucucú no llores.
Las piedras jamás, paloma,
¿qué van a saber de amores?
Cucurrucucú, cucurrucucú,
cucurrucucú, cucurrucucú,
cucurrucucú, paloma, ya no le llores...
Sencillamente hermoso. Por cierto, Pedro Almodóvar es un gran aficionado a la tauromaquia, y se ha servido del toreo para el tratamiento de algunos de sus filmes.