miércoles, 7 de agosto de 2013

LA PROPAGANDA ANIMALISTA RELACIONADA CON EL MACHISMO


Es usual oír constantemente la cantinela: el especismo es tan grave como el sexismo, el racismo, el machismo, la homofobia y cualquier discriminación al otro. Especismo, en su sentido lato, como utilización de animales no pertenecientes a la especie humana; discriminación pues, tan abusiva como la que se hace en tenor de discriminar al otro por ser 'negro', mujer, u homosexual. Para el animalista, lo que juega cuando se come carne no es la trama de la realidad, sino una discriminación inaceptable para con las vacas.

Tan ética asunción, además de caer en la falacia de la lógica comparativa, se revela débil en tanto a los móviles: el neonazi que aterroriza inmigrantes latinos en una ciudad del sur en Estados Unidos, en efecto lo hace por considerar a la víctima como una cuya relación única es la discriminación. Pero al contrario, quien va a la tienda y se hace con un paquete de salchichas, no lo hace por íntima discriminación y rencor hacia los cerdos, de quienes quizá tenga una imagen favorable en el disneylizado mundo de la ideología actual. Discriminación que no existe, más que como asunción verbal para facilitar la comprensión del animalismo y el especismo.

Sin embargo, lo que quiero referir es la curiosa tendencia animalista a usar el cuerpo de la mujer como objeto de propaganda, lo que desde luego viene a chocar frontalmente con las ideas feministas, que intentan conquistar espacios para la mujer más allá de su valoración como cuerpo deseado por el hombre. La mujer, como valor esencial en sí mismo, no es un masturbador, y por ello su figura desnuda, cuando no se usa en el contexto depurado del arte, es sencillamente pornografía o insolencia.



"Todos los animales tienen las mismas partes" Y para explicarnos que todos tenemos ancas como los sapos, alas como los pollos, o pezuñas lisas como los bóvidos, ponen a una exuberante mujer desnuda, pues es evidente que compartimos las mismas partes con una vaca gorda ¿Cómo obra el mensaje, la identificación y el significado? Quizá no de una forma tan inconexa como la que sigue: boicot a los circos que usen elefantes, idea reforzada con la preciosa Olivia Munn desnuda, ocultando su sexo cruzando las piernas, como en un poema de Baudelaire:



¿Pero qué tiene que ver esta mujer y su figuración como "cuerpo hermoso", con los circos que usan animales? ¿Y cuando la alusión es absolutamente sexual, como sigue?


La comida vegana, antiespecista por cuanto no usa animales, se convierte entonces en un banano fálico en manos de una mujer en lingerie. Pero por supuesto, este juego de asociaciones rompe toda marca en la siguiente estampa, que condena seguramente el tráfico de marfil: cuando uno cierra los ojos y piensa en los grises elefantes, inevitablemente ha de pensar en Celina Jaitly:


¿Es demasiada la insistencia si se pregunta qué relación tiene esta despampanante mujer, con el imaginario de un elefante destruido? ¿Así que los animales pueden homologarse solo con mujeres sexualmente atrayentes? Cualquier mente donde el amor a los animales sea una ausencia notable, podrá urdir que PETA, al igual que la mayoría de asociaciones animalistas, tienen la boca de llena de cero discriminaciones, pero que en realidad el humano les importa poco. Mientras el lastre del sexismo y el machismo sigue haciendo estragos (por ejemplo en el país con más veganos del mundo, la India, nación a su vez con el mayor número de violencia física y sexual contra las mujeres) PETA se extiende en propagandas machistas donde el cuerpo de la mujer es un valor sexual descontextualizado para atraer miradas, y además, por si fuera poco, piensa montar una página porno, aunque este discurso, se dice nuevamente, choque contra las denuncias que el feminismo lanza contra esta industria donde la mujer es cosificada. Lo que hay entonces es una utilización del ser humano para conseguir los fines del bienestar animal. Es curioso entonces que el animalismo en cuanto pueda se declare primo de luchas de reivindicaciones de derechos como las revoluciones feministas, la anti racista de Luther King o Mandela, y hasta la de los homosexuales en la actualidad, mientras al mismo tiempo se sirva de métodos machistas y sexistas. No es cierto que la homologación con un animal gordo sea una mujer de cuerpo sexualmente perfecto. No es cierto que se pretenda expresar la naturalidad del humano precisa y únicamente con mujeres despampanantes en clara alusión sexual.

Todo esto porque recuerdo la agria polémica sobre la propaganda de la cerveza Paulaner donde unas tradicionales meseras bávaras perpetuaba el estereotipo de la mujer de pechos ofrecidos repartiendo jarras que escurrían cerveza. Imagen pues tradicional, pero que en el cambio de valores de los grandes derechos en las pequeñas minorías (en este caso, feministas), se vio envuelta en la polémica: ¿es válido asociar el cuerpo de la mujer como objeto sexual que además de sufrir esa categoría secundaria, es en el fondo un pretexto para promocionar una bebida alcohólica? ¿Y si cambiamos la cerveza por la palabra 'animalismo`?










Mientras las tesis de la filósofa Judith Butler en contra de la cosificación y a favor de la igualdad de género son el centro del debate más fresco de la actualidad, a los animalistas esto los tiene sin cuidado. A riesgo de reiterar: el desnudo femenino en la propaganda animalista sigue siendo una clara alusión sexual, y el cuerpo de la mujer un recipiente de publicidad, ambas cosas identitarias del machismo y el sexismo. Alguna vez alguien infelizmente adujo que el desnudo en el animalismo quiere reflejar y representar la naturalidad, que nos es común a todos los animales. Esto obvia que precisamente la estrategia evolutiva de los humanos ha sido cubrir su desnudez de la intemperie, por lo que nuestra forma natural no es el desnudo, del mismo modo que un perro no está desnudo, ni un oso, ni una vaca, pues a todos los animales les compete protegerse del clima con alguna piel. En cualquier caso debo preguntar: ¿Pero dónde he visto yo antes esto? ¿Dónde una instrumenalización del desnudo femenino que denigrara el cuerpo de la mujer a objeto sexuado que atrae toda la atención? ¿Dónde?






Precisamente siempre solo mujeres sugestivamente sexys.

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En el año 1988 Maníli abría la puerta grande de Las Ventas de Madrid en la corrida de Miura. También nacía yo. Amante de la tauromaquia, el cine, la literatura y el rock. Sigo con obstinada fe la certera evidencia de la frase de Lorca: "Creo que los Toros es la Fiesta más culta que hay en el mundo".