
Se ha dicho con razón que Diego Urdiales y Bilbao cumplen la regla del eterno retorno, y en mi particular opinión, en los dos últimos años la han cumplido para interpretar los pasajes más hermosos de cada temporada taurina. Pues si la hermosura debe contener la verdad como elemento de validación (algo que en el Arte diferencia un Warhol o un Muniz de un Vermeer o un Freud), algo de verdad debe haber al enfrentarse al toro más bravo de la feria...