Unos 40 animalistas se interponen en la trayectoria del encierro. Confían en que el toro es indefenso, como tanto mascan una y otra vez en sus quejas. Si el toro resulta indefenso es obvio que el combate en su contra es una tortura. Si el toro es indefenso, desde luego que lidiarlo es una degradación moral. Si el toro es indefenso, deberíamos someterlo a la Ética del cuidado, que acoge a los seres que necesitan ser protegidos;...llegados a este punto, Rompesuelas, toro del Conde de la Corte, 640 kilos y pezuña recia, se planta a unos 20 metros de distancia frente a ellos. Es el toro más poderoso de la tauromaquia. Como decía Verdeguer, cada año se lidian 6.000 toros en España, pero solo uno puede ser el Toro de la Vega. Al verlo, como en un viejo relato griego sobre el Pánico, los animalistas huyen en desbandada entre gritos y empujones. Una mujer cae al suelo sin que nadie la ayude. Los demás llegan a las talanqueras, en otros pueblos desatornilladas por animalistas que buscan ocasionar percances. Todos diluyen el tapón que formaron con sus propios cuerpos para impedir la realización del Torneo.
(El vídeo del Diario de Valladolid muestra el paso del toro. Pueden verlo dando clic aquí)
Algo se rompe en el relato animalista con estas imágenes. Incluso su propio heroísmo, con sus cuerpos puestos en medio del encierro, deja de ser tal y se convierte en una ridícula caricatura del miedo. Quizá en el momento en el que corrían hacia las talanqueras para ponerse a salvo, ellos hayan sentido algo del miedo primigenio del hombre cuando se puso ante las astas y creó la tauromaquia. Él fue hacia adelante, pero ellos huyeron hacia atrás, como las especies menores.
Momentos antes, otro animalista se había encadenado en la vía. Al conocer que el toro ya estaba suelto por el recorrido, él mugió de miedo con una voz quebrada, ante todas las cámaras de televisión que lo grababan en directo. "Esto es un intento de asesinato".
Así que los dudosos defensores del animal conocen empíricamente que el toro da miedo, que ante él se siente temor y no misericordia, y que puede matar. Constataron que la mitad de su ideología antitaurina se basa en supuestos de ensañamiento contra un animal que en realidad no existe.
La valentía es un valor positivo, y es lo que se cultiva en todos los festejos donde hombres y mujeres se ponen delante de las astas de un poderoso animal para torearlo. El trabajo de campo de estos animalistas en Tordesillas es una grandiosa contramuestra de lo dicho.
(Post data: si se quiere tener una visión veraz de lo que supone el rito del Toro de la Vega, recomiendo vivamente el texto del filósofo Martín Arias, El Toro de la Vega, Fiesta e ideología, que puede leerse en este link).
O bien aquí: https://dl.dropboxusercontent.com/u/60156832/numeros_revista/Trama_y_Fondo_27.pdf