Ayer se evidenció una vez más el principio eterno de esto: que la Fiesta es de Toros. Mientras en México D.F. al rededor de 30.000 aficionados abarrotaban los tendidos con un cartel sin el lumbre de las figuras europeas, todo a la voz del Toro que se mostró en redes sociales para promocionar la taquilla, en Lima ocurría el previsible guión del baile de corrales, el parchamiento de una corrida con hasta cinco ganaderías distintas, y la imposibilidad de la tauromaquia de la figura ante toros sin condición de bravura, todo lo anterior sin plaza llena. ¿Acaso no es la tragedia contínua de la Fiesta? El Toro está saliendo en corridas sin figuras, que podemos denominar maestros por uso de la época. El Toro, como aquel Farolero de Barralva, o Don Ramón de Teófilo, imborrables, sale pues para toreros sin cancha que se quedan cortos, y el astado se va con las orejas y el rabo puestos, y sin poder expresar toda su bravura. Al otro lado, el medio toro sale con la figura, y su maestría también se va al desolladero sin mostrarse. En ambos casos el dinero ya está embolsillado.
¿Cuál es la Fiesta que queremos? ¿Las figuras seguirán indiferentes? ¿Se olvidará comparar la tarde de ayer en México con las que vendrán con Luque, Padilla, El Juli y demás figuras? ¿Seguirán pagando en Lima la entrada más barata en US$90 para ver un espectáculo manipulado desde el corral y para siempre?
Monumental Plaza México corridal del 1-dic-2013 from Suerte Matador TV on Vimeo.