jueves, 19 de junio de 2014

José Tomás en Granada



Con la séptima costilla rota, en la monumental de Frascuelo en Granada (y también Frascuelo, en el XIX, con sus costillas rotas por Peluquero), José Tomás empuñó estoque y muleta, y se tiró a matar. Minutos antes el cinqueño había intentado echárselo a los lomos, cuando Tomás le perdiera la cara al rematar una serie. Quedó en vilo entre las astas, sacudido como un pelmazo de nada, diría Góngora. Pero en el momento en el que el torero ha perdido su técnica, y la cornada o la muerte son irremediables, entonces aquel hombre no es un pelmazo, un atado de nada. Allí está el testimonio de su valor, en el peligro ya materializado, que parece decirnos todo sobre la valentía del hombre que tomó el riesgo momentos antes, y perdió. Es común oír que José Tomás le sube un punto a la presentación de los toros donde se anuncia. El escrúpulo de su veedor, sin embargo, sigue empleándose en plazas de segunda. Todo está rodeado de mentiras: la ausencia de rigor, el humo de la ortodoxia en los escenarios profanos de las provincias, los eventos elitistas, el público triunfalista de partida. Toda plaza pierde su huella, y se transforma en la misma plaza, con las mismas gentes, el mismo toro. En el momento del paseíllo, parece ser todo una mentira, confirmada en cuanto rompe el toril y sale el toro del punto arriba, sin embargo aún lejos del toro español en la plaza de primera, como Madrid. Pero luego Tomás intenta hacer el toreo de desquiciada pureza que puso su nombre en la boca del siglo: verónicas ganando terreno, temple, pata adelante, sitio cruzado, la pala del pitón contrario, el estoicismo...todo eso invoca la pureza que se ha perdido con el toro de la plaza de segunda, cuando el nombre es anunciado en un enorme cartel, y las reservas de los hoteles se disparan, las transportadoras se alegran y la taquilla experimenta un incontenible éxito.

Foto de Arjona para Aplausos

A la altura del segundo toro, el cinqueño, astado mejor presentado del encierro, José Tomás pierde la cara, es vapuleado y luego transportado inconsciente a la enfermería, en medio de escenas de gran pánico de sus creyentes. Cuando uno ve a cualquier torero ingresar inconsciente, con la imagen fresca de los pitones jugando en el pecho, el triángulo y la cara, no imagina que el diestro saldrá en cuestión del minuto, caminando con la misma prestancia y majestad con la que ha pisado la arena en el paseíllo. Esos andares también son tauromaquia. Por ejemplo, su indulto a Idílico es un desvarío posmoderno que poco interés me produce, salvo por el momento en el que el toro de Núñez del Cuvillo entra al toril, y José Tomás se dirige al centro del ruedo, caminando como si fuera un Dios. En esos momentos lo era. Incluso el torero, en trance de franca derrota e inconsciencia, es un Dios:


Como si fuera el atropellado en una calle cualquiera, ha perdido la zapatilla izquierda, que en las costumbres de los agentes de tránsito siempre indica un cuerpo derrotado por el movimiento. Da igual. Uno puede citar la descabellada cantidad de mitos que quiera. Tomás salió al minuto de la enfermería, caminando como un magno, y sin que nadie supiera lo que llevaba adentro: la séptima costilla izquierda fracturada y desviada, lo que supone un dolor infinito. Sin torcer el gesto, sin hacer de su dolor una expresión ostentosa, incluso engañando a todos, salió a matar al toro, en la rectitud, como sabe matar él. Ese es precisamente el mito de Tomás, uno que desmiente poderosamente la acusación taurina y antitaurina, sobre el supuesto morbo que el diestro, y por extensión la tauromaquia misma, despierta: se va a la plaza no a ver la sangre y el dolor, sino a ver el más puro estoicismo, el más incontestable. Pero nosotros estamos aún estupefactos por la noticia de Guardiola. ¿Qué verdad hay en el mundo que permite el destino de los oscuros corredores de los mataderos para un toro de casta brava? ¿Y los maestros? ¿Por qué están lejos del mundo, matando el encaste de siempre?
Así como un hombre hoy tocó el mito (y nos lo hizo tocar) y volvió de la enfermería tan rápido, con su pecho roto y sin demostrar nada, uno espera que nuestra época asista a esa resurrección, como la de Tomás en Granada, y que los toros y vacas de Guardiola se devuelvan por los corredores de las factorías, de regreso a los campos y las plazas donde se produce el mito de la tauromaquia.


José_Tomás_Granada por burladero_es
Granada, Feria del Corpus, 19-06-2014. Finito de Córdoba, José Tomás -que reaparece en España- y Rafael Cerro (PARTE 1) from Aplausos on Vimeo.

Granada, Feria del Corpus, 19-06-2014. Finito de Córdoba, José Tomás -que reaparece en España- y Rafael Cerro (PARTE 2) from Aplausos on Vimeo.

FERIATV












Fotos de Arjona para Aplausos

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En el año 1988 Maníli abría la puerta grande de Las Ventas de Madrid en la corrida de Miura. También nacía yo. Amante de la tauromaquia, el cine, la literatura y el rock. Sigo con obstinada fe la certera evidencia de la frase de Lorca: "Creo que los Toros es la Fiesta más culta que hay en el mundo".