
Foto: Fiesta del Toro
Al caer el quinto de la tarde, el vareado y bravo Greñudo, se habían desplomado todas las tesis de la tortura. Muchos de nosotros estábamos ya al límite de lo posible, totalmente rotos ante uno de los mejores encierros en la historia de la plaza, combativo y digno como nunca lo será ningún torturado del mundo. En esa iluminación, el aficionado que ocupó poco menos que medio aforo de la plaza no podía sino estar hecho añicos....