
Ante un oponente bastante insignificante Diego Urdiales confirmó su alternativa en la Plaza México, esa perenne fuente de frustraciones y anatemas taurinas. En nombre de esto, y no de la verdadera magnitud de la faena, es que Urdiales impactó en la jornada dominical taurina de América, pues vino a suponer un bálsamo para la dolida afición seria de dicha plaza, sometida cada tanto al escarnio de la vulgaridad, el pseudotoro y la ramplonería taurómaca,...