
Desde que Alexander Calder usara en sus famosos móviles las tiras de alambre para conectar piezas de sus esculturas con movimiento, este fino hilo de metal estirado, repujado, fundido a golpes de martillo, luego estilizado y puesto en carretes, alambre pues insignificante, entró definitivamente en la historia del Arte, el de las mayúsculas, de materiales gloriosos. Lo recuerdo en algún auditorio universitario de la dormida Caracas. Los móviles...