jueves, 8 de agosto de 2013

                      

Se ha dicho y reprochado con mucha razón que quien pretenda conocer la tauromaquia de Castella, inevitablemente entrará en la misma faena, reiterada en todas las plazas como una producción en masa. Pues su toreo, es cierto, se reduce a un rutilante inicio de faena, y a la sucesión interminable de pases y pases sin compromiso que transmiten cierto aire a ligereza, y a desafección francesa, pero también, a un caso único de producción de lo mismo Personalmente, le he visto en 2 ciudades distintas la misma faena de inicio a fin, incluso con aquella bandera de Francia en un tendido lleno de colombianos. Faenas idénticas, de las que quizá la más lograda sea esta intervención en Madrid, de puerta grande, y con el toro Ventanero de la ganadería de Núñez del Cuvillo, donde su habitual repertorio se permitió expresarse, mediando la embestida noble de un animal que poco molestaba. Con esto es palmario concluir que el fin de la bravura del toro, es el inicio del estilo del mal torero. Un cambiado por la espalda para tragar la respiración da inicio a una faena donde con un sitio ojedista, tundirá al toro a pases y más pases con poca obligación y curva; en la geometría del torero, el círculo, y por extensión los pases en circulares, no son tauromaquia o toreo en redondo, introducido como cánon por Juan Belmonte a inicios del siglo XX. Da igual. En la segunda parte de la faena, veremos la continuación del enredo en un mismo sitio, hasta que finalmente logra aburrir la plaza,que solo resucitará con el clásico toreo por abajo que gusta en Madrid:

                     

La faena, mal rematada con la espada, se alza con una intrascendencia curiosa. Con todo, la imponente imagen del toro cabalgando hacia el torero en la primera serie, la del cambiado por la espalda, redime todo. Lo visto entonces es el encadenamiento de muletazos sin término y con la planta sembrada pero la suerte descargada; la impresión de quietud en la tauromaquia siempre se refuerza por la estatura del torero, nunca por su real quietud. Series abultadas, pero con pases sin profundidad, acaso solo el pase de pecho de la serie que inaugura el segundo video. Tauromaquia estrecha entonces, de pases cortos y amontonados, sin el menor ajustamiento a la embestida de un toro bravo:


Y así siempre, salvo 2 ó 3 veces. ¿Cuál es su faena real en ese laberinto de imágenes idénticas? ¿Hay una faena real y única en sí misma, originaria y que sea molde de las demás? En su obra "La obra de arte en la época de la reproductibilidad ténica" el filósofo judío Walter Benjamin, lanza una queja sobre la superproducción de la misma obra de arte: copias y copias del mismo cuadro, la misma escultura, litografías y reproducciones, incluso obas falsas pero idénticas a la original, con lo que las copias de la obra no son en rigor Arte, sino sencillamente copialina. ¿Vale entonces una faena que sea copia de la faena de siempre? Preguntas tontas que sin embargo me atormentan. También es justo decir que he visto a otro Castella, y es el del valor impávido y frío ante un toro con peligro cuando da la feliz coincidencia de ambos. Por ejemplo, en la corrida de la prensa de Madrid en el 2007, tras un diluvio que despelucó al Rey y volvió la arena un lodazal: siempre estará el recuerdo de su valor ante un toro que mandaba la cornada a la yugular por ambos pitones, de la cornada y la cortada en su rostro, y su ridículo peinado y la tensión de la gente. No es el Castella pues que se permite el repertorio inútil y deslumbrante de siempre, sino el hombre arrojado a la muerte, que intenta solucionar con un exceso de amor propio la papeleta:

                      


Ese es el menos común. Total, no respondemos nada. Si se quiere ver completa y en mejor resolución la faena a Ventanero de Núñez del Cuvillo, adjunto el video:

Sebastián Castella con Servicillo de La Ventana... por blogdetauromaquia                 
Sebastián Castella con Ventanero de Nuñez del... por blogdetauromaquia

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En el año 1988 Maníli abría la puerta grande de Las Ventas de Madrid en la corrida de Miura. También nacía yo. Amante de la tauromaquia, el cine, la literatura y el rock. Sigo con obstinada fe la certera evidencia de la frase de Lorca: "Creo que los Toros es la Fiesta más culta que hay en el mundo".