sábado, 16 de mayo de 2015
A los 95 años de la muerte
Hoy hace 95 años el toro Bailaor de la señora Viuda de Ortega le rajó a José el vientre. El torero, quien antes había inventado el toreo moderno, haciendo de su estilo una hipérbole del pundonor y el poderío, tembló al sostener sus propios intestinos, evitando que dieran en la arena. Lo último que pidió fue que trajeran al médico de Madrid. Farnesio, también el mejor picador para quien escribe estas líneas, le cortaría la coleta al cadáver en una enfermería llena de gente y de silencio. Con esa tijera terminaría la edad dorada del toreo, época de esplendor que la tauromaquia no ha vuelto a conocer, pese a los avances técnicos y ganaderos que hemos visto desde hace ya casi un siglo. Ni la época de los 60-70 con la pléyade de toreros, ni los 50 del campo Charro alzando las astas tras la Guerra Civil, ni la edad heroica de finales del XIX, con el santo triunvirato de Frascuelo, Lagartijo y El Guerra, ni mucho menos esta edad posmoderna, inflada y llena de hechos diarios prescindibles, le hacen sombra a los que fue esa segunda década del siglo XX para el toreo, tiempos en los que las plazas de toros entraban en trance, salían los toros más bravos de la historia (como en aquel gris 1917), los toreros eran tan artistas como maestros lidiadores, y el público era sabio para ver la corrección del rito, produciendo los mejores cronistas y estudiosos del toreo que ha parido esta cultura.
¡Viva el Rey de los Toreros!