viernes, 2 de agosto de 2013

Agresión a una plaza de toros: el animalismo violento.



Animalistas amenazan con vandalismo en la Plaza de Toros de Manizales

No sería la primera vez. La semana pasada, un grupo de animalistas identificado como AFL, irrumpió en la Monumental Plaza de Toros de Manizales para rayar sus paredes con mensajes plagados de insultos, reivindicaciones y amenazas, riñéndose desesperadamente con el toreo y la ortografía, además del civismo. Esto, al igual que el toreo, nos plantea un grave problema de la ética, pues el animalismo no puede venderse a sí mismo como una evolución, si ni siquiera es capaz de regular el trato hacia los humanos, función verdadera de cualquier ética. ¿Cuál es la naturaleza de la transgresión animalista?

Desarticular este fenómeno del "movimiento de liberación animal" es evadir sin apelación la realidad de un fenómeno global que responde a la última instancia del animalismo: su lucha directa y violenta en contra de la sociedad que se resiste a dejar de usar animales. Esta clase de movimientos de liberación animal, participa teórica y prácticamente en actos de "liberación directa", con el modo de un enfoque complementario: los más pensantes y lectores, teorizan sobre las formas en las que el uso animal transgrede la ética; los más atravesados y ordinarios e iletrados, participan de manera directa en actos que, dicen ellos, ayudan a detener el abuso de animales. Incluso pasan en bicicleta, ataviados en pantaloneta, para verificar cómo se ven su actos de pandilla a plena luz del día, ya que los han hecho de manera cobarde por la noche. Lo anterior es solo un dato de la idiotez, pero, ¿esta acción contra la plaza de Manizales es aislada, o responde más bien a un fenómeno más amplio?

Desde finales de los 80`s, ante el fracaso del utilitarismo de Singer y el intuicionismo de Reagan, el animalismo se vio desnudo teóricamente, y algunos de sus elementos pasaron entonces a la acción directa, que implica siempre la afectación a humanos. Se denominó a este movimiento como ALF (Animal Liberation Front), y empezó la escalada de acción. Sin embargo, nos cuesta reconocer la naturaleza de este AFL, por cuanto su grafismo no es defendible ni en español (Animal Liberación Frente), ni en inglés (Animal Front Liberation) sin abusar de la gramática, aunque cabe la posibilidad que las siglas respondan a otro nombre del que seguro la A es de ANIMAL o de ANTITAURINOS:

Reducir el animalismo al ALF y a las transgresiones violentas de algunos animalistas, desde luego que no es muy inteligente; pero siendo el caso de una transgresión directa en contra de una plaza de toros, la ingenuidad de no relacionar este acto vandálico con el movimiento violento de liberación animal,es declarada. Mensajes insultantes y de acoso, que prometen que no se detendrán hasta la abolición, o donde se nos tacha de 'asesinos hijos de puta', no responden a un movimiento de evolucionismo ético, sino a otra cosa.

El movimiento violento de liberación animal, como he dicho, está conglomerado en una entidad invisible y sin organización vertical, por lo que más que una entidad real, con líderes, esquemas y programas, es una ideología a la que cualquiera puede inscribirse: el ALF. Son capaces de vender su propia lucha como algo heroico, tal y como se narra en el documental Behind the mask dedicado a este grupo. En algún momento, alguien que dice no haber participado nunca en el vandalismo, pero sí en la teorización, declara en el documental que uno de los principios del ALF es el de "no afectar animales, humanos ni no-humanos" -"animals, humans or no-humans".   Luego cuenta cuál fue la primera operación en Reino Unido: un industrial que criaba animales destinados a la experimentación, empezó a sufrir un acoso consistente en hechos como llamadas amenazantes, persecución a familiares, daños físicos a su hogar y propiedades, amenazas en sus domicilios a sus familiares, daños físicos a la propiedad donde se criaban las cobayas, y más actos de acoso como enviarle cartas manchadas de sangre diciendo "¿quieres saber la diferencia entre la sangre de una cobaya y la de tus familiares?" (tal fue la sucesión cronológica). Desde luego que en el documental apenas se cuenta que tan solo se le quebraron los vidrios del carro, pero cualquiera puede leer la investigación periodística sobre el caso. Al final, dice el filme, el criador de cobayas se rindió, publicando una nota en la prensa donde pedía al ALF que dejaran que molestarlo, que podían pasar por los animales, y llevarlos a sus casas.

Esto, que es vendido por el documental como un acto heroico y ejemplificante, entraña un acto duro y directo de terror psicológico. Por ello, causa por lo menos un profundo sentimiento de la ironía, que un genio animalista declare en los comentarios de la noticia en La Patria, que esta acción vandálica contra la plaza de Manizales está justificada, pues "LA TAUROMAQUIA ES TERRORISMO". No, el toreo es un rito sacrificial con profundas reivindicaciones culturales y artísticas, pero terrorismo no. Surten varias razones: que la antropología considera al toreo como lo que es: un rito, y uno que satisface los 5 protocolos de la UNESCO en el tema de Patrimonio Cultural Inmaterial, protocolos donde el "terrorismo" no fue un argumento para impedir que en Francia el toreo sea PCI; otra más importante, que los verdaderos terroristas son los grupos de liberación animal que se dedican a la acción directa. Solo en Estados Unidos, el FBI ha computado y procesado a ELF y ALF 7.000  veces (siete mil veces), elevando en todas estas oportunidades cargos por terrorismo. El dato anecdótico del criador contado en el documental, da cuenta de la naturaleza de estas transgresiones: amenazas, luego continuo acoso psicológico, daño en bienes, y más terror psicológico, hasta que finalmente la persona afectada llega a un extremo desesperado: publicar una nota en la prensa, pidiendo piedad. Toda la resistencia psicológica de la víctima ha sido rota por el terror. ¿El animalismo violento es terrorista? Aunque a Bill Ayers le parezca que no, pues ALF no vuela edificios con gente adentro como Al Qaeda, aquí se obvia muy a la ligera que quemar propiedades, aterrorizar a las personas con un juego de amenaza invisible, o incluso actuar directamente en contra de su integridad, tiene como efecto causar terror y romper la resistencia. ALF no vuela edificios como Al Qaeda, pero sí ha quemado más de 3.400 propiedades, tal como narra el acervo del FBI. Los métodos del ALF causan terror en los humanos afectados, eso es innegable.
Curiosidad estética: criminales posando de malos con perros tiernos liberados.

En los comentarios en defensa del acto vandálico sobre la plaza, se plantea otra paradoja que sus formulantes no alcanzan a captar: primero, se dice que el toreo no es justificable en Manizales, así su función en últimas sea la de producir recursos para el sostenimiento del Hospital Infantil de la Cruz Roja, pues la temporada de Manizales destina sus ganancias a esta beneficencia, con lo que estamos de acuerdo, pues una acción no es justificable porque persiga algo ético, si en su camino se valió de transgresiones éticas, y porque el toreo no necesita de hospitales, sino de antropología y culturalismo para defenderse. Pero, sobre el primer principio, ¿acaso no se puede decir lo mismo de vandalizar y amenazar de manera violenta con pintura, así tras esto esté la bien intencionada función de erradicar el toreo, lo que dicen ellos, es éticamente elevado? Su argumento se vuelve contra ellos. Pero esto es lo de menos, lo preocupante es que se justifique la continua violencia antitaurina, aduciendo que "siempre será peor lo que ocurre dentro de la plaza". En efecto, a los animalistas les parece que cualquier transgresión está justificada, pues siempre será peor matar un toro que perseguir, amenazar, golpear, intimidar o matar un humano. ¿Puede ser esto una justificación propia de un adulto? ¿La suspensión de la ética para agredir, pues se combate a otra suspensión? Cuando en sus teorías ellos concluyen que quemar humanos vivos está justificado si con ello se liberan 500 conejos, como sucedió en Virginia, uno está tentado a decir que esto guarda una relación demasiado débil con la lógica en primer lugar, y con la ética en un lugar definitivo: cualquier insulto, agresión física e incluso la quema de la plaza, está justificada si se sitúa en el grado de afectación debajo de la muerte de 40 toros al año. También el montaje continuo (Fadjen, el sadismo o el supuesto goce con el dolor sin ningún asidero científico, vaselina en los ojos al toro), la persecución cultural a minorías, el cáncer de la segregación y las agresiones físicas: todo esto justificable si para un sistema ético la vida de un animal está por encima de la humana.

Y aquí no se puede plantear sino esto: no es una lucha por la vida o por la pureza ética de la sociedad, "libre de viOLEncia", sino por la vida animal por encima de la vida humana,  y la guerra contra otra cultura. Cuando debieran pintar el matadero donde se matan miles de animales al mes, y que se sitúa abajo de la plaza de toros, el "AFL" ataca la plaza. Imagina uno que antes de convertirse en veganas, estas personas sufrieron acoso por parte de otros veganos, pues eran especistas y comían carne (nadie nace vegano, excepto los niños que mueren), con lo que sus casas eran rayadas y ellos continuamente insultados y agredidos, hasta que al fin rompieron su resistencia y se volvieron animalistas, y marcharon con aquellos que antes los habían perseguido, agredido o insultado: si no es así ¿qué es les hace creer que los taurinos dejaremos de ir a la plaza con esos métodos de acoso? ¿quieren convertirnos al veganismo y el animalismo, o más bien desaparecernos de la faz de la tierra con una escalada cada vez más violenta?

El acervo del FBI contra el denominado "petarrorismo", incluye los pasos que estos grupos siempre siguen: 1) Amenazas, 2)Vandalización, 3) Actos de agresión psicológica, 4) Actos directos de maltrato físico, 5) Destrucción de las instalaciones, previo robo de los animales a sus propietarios. Es innegable que cuando al animalista del ALF no le queda más remedio, y cuando ni el terror psicológico ni la agresión física cumplen su cometido, todo termina en la quema de las instalaciones; en Behind the Mask es vendido esto como "golpear las finanzas". ¿Quién nos puede asegurar que la plaza de toros de Manizales no será quemada como La Petatera o la de Saint Perdon en Francia, donde en ambos casos, antecedió a la quema de la plaza una cascada de amenazas?

Es imposible divorciarse de la vida real de un modo tan atroz. Los visones no van a la cárcel a hacer visita en manada.


Estas personas, que no saben nada de toreo, y que imaginan que uno va a la plaza de toros para "gozar con el sufrimiento de un animal", no solo se satisfacen con ese alarde de ignorancia en temas culturales, sino que además voltean los signos y nos tildan a los taurinos de "terroristas": aterrorizamos al toro bravo, a los niños, a aquellas sensibilidades que no resisten ver un animal sufrir. Desde luego que esto no tiene mayor apoyo empírico, pues no han analizado ni un solo toro, niño o enfermo mental para asegurarlo, sino que se extienden en teorías inconexas sin soporte teórico mayor a decir "lo mío es la psicología clínica, la practico con un amigo".  Ignoran que el toro no puede ser aterrorizado, pues esto es atribuirle un estado mental que solo los humanos son capaces de sentir, al adolecer el toro, como cualquier bovino, de consciencia reflexiva y secundaria. Interpretar que un animal siente terror porque así lo leemos en sus facciones físicas, es como aseverar que una vaca no goza comer cuando tiene hambre, pues sus facciones revelan la nada más indiferente.

Pero en últimas, ¿qué nos queda a los taurinos? ¿Aguantar cualquier violentación que se sitúe en su gravedad debajo de lo grave que es matar un toro, siendo que estamos enfrentados a personas que consideran que la vida animal es sagrada pero la vida humana es vil? Consuelo de tontos. El animalismo, por cosas como estas, no puede ser una ética: hace una clamorosa declaración de incapacidad y mediocridad en cuanto a sus relaciones con los humanos, ¿de qué sirve una ética así? Las personas deberían saber que tras estos movimientos "abolicionistas", además de una enmascarada misantropía, está la extinción de perros y gatos, como lo plantea Gary Francione , pues "ni un solo animal puede ser propiedad del hombre", al "no haber un solo argumento que legitime al hombre para usar animales para lo que él quiera, incluso las mascotas". El animalismo, teóricamente, llega a una reducción al absurdo donde el hombre se ubica en un espacio antropológico que no puede relacionarse con ningún animal sin ejercer sobre él su superioridad, pues el hombre está condenado a la racionalidad, mientras el animal es libre de esto, de la consciencia de la muerte y las interpretaciones de la existencia. Francione y los abolicionistas están de acuerdo con extinguir a perros y gatos, del mismo modo que los antitaurinos sufren semejante sentimiento para con el toro de lidia. ¿Qué tiene que ver esto de extinguir animales, con cualquier forma de ética? Desde luego que no es ética. Si atribuimos a las situaciones animales la misma naturaleza que a las humanas (los animales son "asesinados", "masacrados", "torturados", "sufren terror", "pueden amar más que una madre") ¿acaso plantear la extinción del perro, el toro, el gato o el animal explotado a fin de garantizar que el humano no los vuelva a explotar, no equivale a plantear que es ético extinguir a la raza humana, ya que es casi lo mismo? ¿quién puede defender la extinción de los humanos y las razas como algo ético? La respuesta es: además del nazismo, el racismo y el segregacionismo, solo los animalistas pueden plantear como un programa ético la extinción, pues así juren que no, sus teorías llegan por lógica a este principio de la "no utilización de animales para nada":

Entrevista a Gary Francione, pueden leerla completa aquí.



Todo esto en últimas, colmado de buenas intenciones y de métodos poco éticos, llama a un debate que la antitauromaquia es incapaz de dar: razonan de manera equivocada que los taurinos gozamos con el dolor del toro, y que no merecemos piedad en nada. La ausencia de piedad como expresión de la supuesta ética de los animalistas. Así que permitir la violentación de nuestros monumentos, es permitir que inicien una escalada de violencia contra la cultura taurina, escalada que nace de manera infeliz, pues no quieren entender qué es la tauromaquia, sino suponerlo. ¿Qué les queda después de la pintura blanca que ha borrado sus amenazas estúpidas, sino subir un paso más en la escalera de la persecución?
Tu tortura "no escultura".

La imagen se me antoja menos que ridídcula.