domingo, 25 de agosto de 2013

Nuestra música, Jean-Luc Godard



Para Godard, la modernidad asesinó a la música. Desde tal proposición se entiende que la película 'Nuestra Música' sea una composición de silencios estéticos, a la manera del 4`33'' de John Cage, por lo que el filme se extiende desde aquello que no es la música: la guerra, la ciudad destruida, el conflicto de ideologías, un mercado despedazado por un bombazo; pero también, Nuestra Música es el intento de alcanzar la melodía, labor de la poesía y de los versos que atraviesan el filme, y también de la sonoridad de algunas ideas lanzadas por un grupo de intelectuales reunidos en Sarajevo para redimir al hombre de la guerra a través de la cultura.

El argumento es conocido: compuesta por tres partes a la manera de la Divina Comedia (Infierno, Purgatorio y Paraíso), la película inicia con una secuencia donde se superponen diversas escenas de la violencia, titulada Infierno. Una voz en off dice a manera de introducción que tras el agua del diluvio, de la tierra salieron hombres con la misión de exterminarse a sí mismos. La voracidad de las guerras coloniales, la bomba atómica, los ahorcamientos, la derrota norteamericana en Vietnam, un cadáver repugnante donde se reflejan las sombras de los soldados que siguen de largo.... El hombre irrumpe en la música de un piano desconsolado, y lo hace con la violencia de la guerra, y con la estética sobrecogedora que de ella se desprende. Entonces nuestra música es la enumeración del horror que el hombre produce ("lo que me extraña es que alguien sobreviva"); la velocidad de los carros de guerra, la caballería, los aviones que se estrellan, y una camilla, se corresponden con la velocidad de la melodía del piano:

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De la misma intención de arrojar un panorama desconsolador participa la segunda parte del filme, titulada Purgatorio; también aquí la Música es el contrario de la violencia; por lo último, la cultura, el arte, la ideología, la poesía, forman una música que es el contrario de la violencia; reunidos para redimir una ciudad mártir (Sarajevo fue epicentro de una guerra xenófoba, religiosa y política en la década de los 90`s), un grupo de intelectuales que hablan en cinco idiomas diferentes, y con una carga simbólica que los emparenta con la violencia, deambulan por el Purgatorio; no son actores, son reales. Hay que entender la relación de los intelectuales con la violencia desde la posición de la víctima, pues ¿quién, si no el hombre, es la única real víctima del hombre? Así, por la lengua española Juan Goytisolo nos recordará con su mera aparición en el filme, que su familia fue víctima de un bombardeo durante la Guerra Civil Española, que produjo la muerte de su madre (hecho que además inspiraría uno de los poemas más conmovedores escritos en nuestra lengua, obra de su hermano José Agustín,  magistralmente musicalizado por Paco Ibañez); Juan Goytisolo llega a una biblioteca destruida por un bombardeo durante el conflicto en Sarajevo, recitando un inmortal verso del poeta cubano José Lezama Lima: "la luz es el primer animal visible de lo invisible". La música, también invisible, también animal.


Sin embargo, la película guarda un eje argumental que funciona para empotrar al Purgatorio con el Paraíso: Olga, una mujer judía de familia rusa pero nacida en Francia, llega a Sarajevo para grabar un documento sobre la violencia. Aprovechará el encuentro de intelectuales para entrevistarse con ellos. Ella representa así el ser humano actual, producto de todas las tensiones ideológicas y de todas las guerras del siglo XX: judía, intelectual, pacifista, antisionista, proveniente de un régimen comunista pero al mismo tiempo exiliada, arrastrando con el peso del Holocausto pero también el de la Franja de Gaza. Junto al escritor Pierre Bergounioux se reunirá con el embajador francés para hablar de la poesía: se dice que la poética inicia como el canto de los derrotados y los vencedores (la Iliada homérica), esto es, la poesía es producto de la guerra. Quizá esto recabe en lo que Godard quiere especificar al hablar de Nuestra Música, y explicarlo con el Infierno. Olga luego se reunirá con el admirable poeta palestino Mahmoud Darwish, para representar el drama del conflicto del medio oriente. Las respuestas del poeta, de un poderío conmovedor, merecen ser citada de completo; pregunta Olga:

                                  

-Mahmoud Darwish… usted escribió una vez que el que escribe su historia… hereda la tierra de esa historia. ¿No cree en la conexión que la gente israelí tiene con esa tierra? Usted dice que no hay sitio para Homero… y usted es el bardo de Troya… y ama al vencido. Está hablando como un judío.
-Eso espero, porque hoy en día, se ve eso como algo positivo. La verdad tiene dos caras. Oímos a la mitología griega.A veces también oímos a la víctima del troyano hablando… por boca del griego Eurípides. Estoy buscando al poeta troyano. porque Troya no contó su historia. Me pregunto… una tierra… que tiene grandes poetas… ¿tiene el derecho de conquistar a un pueblo que no tiene poetas? ¿Es la ausencia de la poesía… suficiente razón para derrotarlos? ¿Es la poesía una señal o es un instrumento de poder? ¿Puede un pueblo ser fuerte… sin tener su propia poesía? Fui un niño de un pueblo… que no había sido reconocido hasta entonces. Y deseé hablar en el nombre del ausente… en el nombre del poeta troyano. Hay más inspiración y humanidad… en la derrota que en la victoria. Incluso en la derrota hay poesía.

-Está seguro?
-Y una poesía probablemente mejor. Si perteneciera al bando vencedor… demostraría mi ayuda a las víctimas. ¿Sabe por qué los palestinos somos famosos? Porque ustedes son nuestro enemigo. El interés está en ustedes… no en mí. Así que tenemos la desgracia… de tener Israel como enemigo… porque tiene aliados fuertes. Tantos que ni siquiera podemos contarlos. Y tenemos la buena fortuna… de tener a Israel como nuestro enemigo. Porque los judíos son el centro del interés del mundo. Esto es el porqué ustedes nos han traído derrota y renombre. Ustedes nos derrotaron. Pero nos dieron el renombre.

-Somos su Ministerio de Propaganda.
-El mundo está interesado en ustedes… no en nosotros. No tengo ninguna ilusión.

-En Palestina como una metáforausted escribe: “si nos derrotan en poesía… “entonces es el final.”
-Había probablemente un error,en esa frase. Pero hay otro significado: Ni una víctima ni una derrota… puede ser medida en términos militares. 

-El Primer Ministro Turco… comparó una vez los minaretes a las bayonetas.
-Porto la lengua obediente como una nube. Porto la lengua obediente como una nube. Un pueblo sin poesía es un pueblo derrotado. 

Nuestra Música no es otra cosa entonces que la relación entre violencia y estética; una relación de origen, de simbiosis, incluso de contradicción, pero relación pues capaz de dar cuenta de la condición humana. El mismo Godard aparece en su filme dictando una clase donde analiza la estética de algunas fotografías de guerra, lo que es más que una declaración de intenciones. ¿Y qué pretende todo esto? ¿Qué puede significar este exceso intelectual, esta obra maestra del pedante socialista de Tout va bien, donde la ideología es superada por el más elemental humanismo? La película no puede ser una denuncia social, pese a ciertas ironías que se permite Godard (por ejemplo, hacer que el Paraíso sea custodiado por Marines), puesto que precisamente los intelectuales intentan asistir a una superación de cualquier discurso político, nacional, e incluso de lengua. Solo habría música. Muestra de lo anterior es el poder metafórico de la escena donde asistimos a la reconstrucción del puente de Mostar, quizá la más famosa del filme, y que no conviene analizar aquí, habiendo muchos escritos mejores sobre la escena. 

Me gustaría insistir en dos enunciaciones sobre la muerte presentes en el filme. En la primera, Goytisolo dirá una frase plena de musicalidad, pero también de realidad, que vale la pena no perder de vista: "matar a un hombre para defender una idea no es defender una idea: es matar a un hombre": aquí ocurre la condena a toda muerte producto de un soporte ideológico, esto es, al entramado intelectual que puede justificar, sostener y dirigir una guerra: el discurso ideológico no es justificación para la guerra, pues hemos dado vueltas intentando entender que el horror del Infierno es superior a cualquier cosa, y que vanamente los intelectuales pueden penetrar en ese horror: ni la poesía, ni la estética, ni la música...nada aparentemente logrará frenar la guerra. Pero a esta postura, Godard contrapone otra enunciación sobre la muerte en la misma clave del filme, llena de referencias: Olga habla con su tío ruso al finalizar el encuentro de intelectuales. Hablan sobre la muerte, y el miedo que sufre ella sobre la posibilidad de morir. Olga entonces dice: "El suicidio es el único problema filosófico serio". Tiene sobre la mesa el libro "Medianoche" de Julien Green (un novelista homosexual procedente de Estados Unidos pero que escribió su obra en francés: un poco tan indefinido como Olga misma), novela que trata sobre una muerte equivocada en una casa que no tiene ni siquiera servicios públicos, como si estuviera en medio de una guerra. Lo importante de esta enunciación, es entender el suicidio como acto que no puede igualarse a la guerra, y al suicidio como única muerte estética y éticamente aceptable, el "único problema filosófico serio". La guerra y el suicidios son las dos creaciones humanas sobre la muerte. Las únicas formas meramente humanas de relación con la muerte, como también la Música es meramente humana.



Luego Olga morirá: Godar oye con el altavoz una llamada telefónica mientras enfoca en un plano corrido un gran jardín lleno de flores hermosas. Alguien, al otro lado de la línea, le cuenta que Olga ha sido abatida por error, cuando las fuerzas de seguridad israelíes la confundieron con un terrorista; pensando que su maleta contenía explosivos, la mataron a balazos, para luego comprobar que no había una bomba en la maleta, sino libros, lo que no deja de ser otra metáfora. La escena ha sido gloriosa y poética.

Para finalizar llega el Paraíso, donde Olga se ve rodeada de una vegetación que no cuenta con el esplendor de las flores con las que conocimos su muerte. La entrada al paraíso está custodiada por Marines que le ponen un sello, y la entrada es de un alambre ridículo. Las personas son jóvenes y felices, como en un día de camping. Un hombre lee Calle sin retorno, del escritor judío David Goodis (novela que trata sobre el conflicto entre los puertorriqueños y los invasores norteamericanos), y Olga llega al término de la tierra y el inicio del agua, donde un hombre la deja sentarse a su lado: entonces ella come de una manzana y él también, invirtiendo los términos del episodio en el jardín del Edén. No hay diálogos, solo registros auditivos de toda índole (canciones, sonidos de agua, pájaros, las hojas, las ramas de los árboles; solo nuestra música, que ella oye).


La película sin duda es un elocuente intento de Godard para comprender el drama humano mediante la puesta en escena de una serie infinita de relaciones: los dos extremos de la creación humana (guerra y suicidio en la muerte por un lado, el arte-cultura con la música en el otro) en una historia donde algunos intelectuales víctimas de todos los monstruosos conflictos que avergüenzan al hombre moderno, asisten a la comprensión  de lo que somos. El puente de Mostar, rehecho piedra a piedra, o la poesía de los troyanos (en Darwish, en Goodis, en Green, en Goytisolo), son otra forma de música.